Un problema es un acontecimiento
en el mundo. Por sí mismo, nada de lo que acontece es un problema. Este aparece
sólo a partir de nuestra interpretación de acuerdo a nuestro mapa mental o
sistema de creencias. Si aprendemos
esto, no podremos ver nuestros problemas, como irresolubles, sino que al
contrario, nos dedicaremos a buscar la manera de resolverlos.
Todos los problemas tienen
solución. Algunos dicen que la muerte, no. Sin embargo la respuesta a ella, es
aceptarla y resignarnos con amor, no hay más que hacer.
Sin duda alguna, todas las
soluciones que podamos imaginar se pueden llevar a cabo. Sin embargo, la
apariencia de falta de solución de un problema, no se halla en el problema,
sino en las oportunidades para resolverlo, que seamos capaces de ver.
Un problema es como un muro que
aparece ante nosotros como un muro en medio del camino. Mientras veamos este
muro como imposible de saltar, no podremos encontrar ninguna solución.
Sin embargo si observamos detenidamente
este muro, podremos mirar su altura, grosor, el material de que esta elaborado,
y entonces aparecerán caminos que superen ese obstáculo.
¿Qué sentido tiene concentrarse
en el problema, en lugar de atender la solución?
Muchas personas están tan absortas
en los problemas que la sola idea de que cualquiera de ellos pueda tener
solución, les resulta incómoda. Es como si, sin el problema, pierden el sentido
de orientación.
Así cada persona tiene la
capacidad y las fuerzas para resolverlos y si es consciente de la
ayuda de Dios, este camino se hace mucho más fácil. Dios, está en cada momento
contigo, en tiempo de problemas y en tiempos de ausencia de los mismos. En cada
uno de nosotros existe esta potencialidad de mover todos nuestros recursos. Todos
estos, se componen de la suma de los elementos que provienen de nuestras
propias experiencias, de las percepciones. Lamentablemente, sólo el hecho de
que algunos recursos se usen raras veces sirve a algunos de base para pensar
que carece de estos.
De esta manera, algunos piensan
que no tienen conciencia propia, suficiente paciencia, ninguna voluntad ni
fantasía. Pero ¿Quién puede decir de sí mismo que nunca, en ninguna ocasión, ha
dispuesto de estos recursos? Nadie puede afirmar algo así. Cada uno ha
dispuesto alguna vez de los mismos. Todo el mundo ha sido alguna vez, paciente,
voluntarioso y ha estado convencido de sí mismo o lleno de fantasía. Todos
llevamos consigo estos recursos, sólo que no sabemos cómo sacarlos afuera algunas veces.
Y yo creo en que no existen los
fracasos, sino solamente mensajes de respuesta. Siempre que se comienza a
actuar ante un problema, se consiguen resultados. El camino hacia los
resultados solo se puede encontrar mientras siga habiendo mensajes de respuesta
que indiquen que la dirección hacia la meta es la correcta.
Mientras una persona se encuentre
en movimiento, se encuentra en camino hacia las metas deseadas. Todo lo que se
señala como problema, obstáculo o fracaso se puede tratar de forma más
significativa como mensaje de respuesta es decir, como indicación de en qué
medida han de ser efectivos determinados procedimientos para conseguir una meta
concreta.
Tratar las dificultades como
mensajes de respuesta abre nuevas vías hacia la meta de resolver los problemas.
Todas las personas han vivido situaciones en las cuales interpretan las
dificultades como mensajes de respuesta. Piense en cómo aprendimos a leer y
escribir. Imagine que la primera vez que vio las vocales y que no las entendía,
hubiera vivido la situación como un fracaso y hubiese abandonado la tarea. Sólo
mediante constantes mensajes de respuesta hemos llegado a aprender a leer y no
gracias a fracasar en la tarea.
Así que confíe en su capacidad de
poder solucionar problemas, vaya de la mano de Dios, que todos ellos tienen
solución. Dele la vuelta, mírelo a través de los diferentes lados y obtendrá
las respuestas que busca. ¿Qué es fácil? Pues a veces sí y otras no, creo que
depende de que tan grande y difícil de resolver miremos el problema.
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