domingo, 22 de enero de 2017

Lo más puro: El Amor



Como les comenté en mi última entrada, Ana Lucia, mi nieta estuvo de visita en mi casa junto con su padre y su madre, mi hija.
Al principio, como teníamos un año sin vernos, dado que vivimos en países diferentes, Ana, se mostraba arisca y no quería acercarse a mí.
Cuando observe esta situación, me sentí triste, mi nieta no se acordaba de mí, lo cual es lógico considerando que tiene dos años.
A medida que pasaban los días, mientras Ana solo quería a su padre y a su madre, yo me mortificaba aún más. Entonces me puse a reflexionar en el amor y recrearme en su significado. Decidí quedarme tranquila y demostrarle a Ana mi cariño, comprensión y ternura.
¿Qué creen? Ana a los pocos días de demostraciones de afecto, besos, caricias, paseos juntas, termino aceptándonos y devolviendo nuestras manifestaciones de afecto. Quizá Ana, aunque no recuerda, escuchó nuestras voces mientras estaba en la barriga de su madre y además yo estuve a su lado el día que nació. Creo que lleva su amor hacia mí y su tía, en su corazón también ¡Bendito sea Dios¡
Mientras Ana se ajustaba de nuevo a nosotros, pensé: “No me importa si no me quiere, yo la quiero igual”. Y pensé en lo incondicional del amor verdadero.
En la Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios: 12,31-13,8ª, reza así:” El amor es comprensivo, el amor es servicial y no tiene envidia, el amor no se presume, ni se engríe, no es mal educado, ni egoísta; no se irrita, no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza de la verdad”. Esto es solo una parte, pero expresa en forma fehaciente lo que quiero decir. Para mí el amor verdadero implica incondicionalidad y creo en esta característica, cuando se trata del amor de Dios hacia nosotros y de una madre hacia su hijo.
Ana y yo terminamos reconociéndonos porque el amor que siento por ella se dejó colar, se mostró en forma espontánea, sin condiciones, simplemente, es.
Cualquier abuela que este leyendo este escrito se ha de sentir identificada. Con tus hijos te enamoras y con los nietos te vuelves a enamorar y me atrevo a decir que lo disfrutas más, en primer lugar porque han pasado muchos años que no ves correr y juguetear a un niño en casa y luego porque no eres el responsable directo de su educación, salvo que el universo decida lo contrario.
Creo que ese amor del que habla Pablo no se da tanto entre parejas, hermanos, amigos, pero estoy segura que es el que siente una madre hacia sus hijos y hacia sus nietos.
Celebro el amor incondicional porque he tenido el privilegio de sentirlo y felicito a los que lo disfrutan!
Un abrazo, nos vemos en la próxima entrada.



Autor: Andreina Dommar.

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. El amor es lo pas puro y mágico del mundo... Asi mismo le paso a mi mamá cuando vino a Medellin a visitarme, mi hija menor Miranda estaba un poco esquiva luego con paciencia se la pasaba pegadita de la abuela...

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